Nutrición
Texto: Mikael Neumann, Robson Kyoshi Ueno, Mailson Poczynek.
Los sistemas intensivos de producción de rumiantes son altamente dependientes del cultivo del maíz. Muchas veces, éste representa la principal fuente de energía ofrecida en las dietas tanto en la forma de granos como en la forma de ensilaje, el cual está presente en casi todos los sistemas de producción tecnificados. La producción de este importante alimento es un desafío para técnicos y productores. Este texto tiene como objetivo principal discutir algunos puntos principales durante el establecimiento y conducción del cultivo de maíz para garantizar un ensilaje con alto valor nutricional y reducido costo al productor.
Introducción.
Cuanto mayor el desafío productivo a ser alcanzado, mayor es la participación del ensilaje de maíz en la dieta de los animales, principalmente en las vacas de leche.
Según estimativas, el área cultivada con maíz en Brasil alcanzó 15,2 millones de hectáreas en 2013/2014, y existen especulaciones de que 15% de esa área sea destinada a la producción de ensilaje de maíz.
La producción de ensilaje de maíz de alta calidad es un desafío para técnicos y productores pues, cuando es bien realizada, permite un menor uso de concentrado en las dietas, sin penalizar el desempeño, afectando positivamente el costo por litro de leche producido y/o la producción por hectárea. Por eso, para obtener estos beneficios, reglas básicas en el proceso de confección del ensilaje deben ser rigorosamente seguidas; muchas de estas reglas se inician antes del establecimiento del cultivo.´
Los cuidados dirigidos al cultivo desde el establecimiento hasta la cosecha, son puntos clave, que si no son observados, pueden comprometer las condiciones ideales del desarrollo de las plantas.
La baja productividad afecta el costo de producción del ensilaje, pues no permite una dilución de los costos fijos de las actividades como el plantío, los tratamientos culturales y la cosecha; además de que el retorno económico es afectado de forma negativa, pues la respuesta animal podrá ser comprometida debido a la mala calidad del forraje obtenido.
Los errores cometidos antes de la cosecha pueden comprometer todo una planeación en todo el sistema de producción, pues nada que se haga futuramente irá a compensar las fallas cometidas en esta fase.
Escogencia del área de cultivo y preparación del suelo.
Al escoger el área de cultivo se debe dar preferencia por lugares cercanos a los silos de almacenamiento y de las instalaciones de alimentación de los animales pues esto determina una disminución en el costo de transporte y suministro del ensilaje. En lugares donde necesariamente el lugar de cultivo queda lejos del lugar de alimentación de los animales, es equivocado el concepto de almacenar el ensilaje en silos de superficie cercanos a lugar de cultivo con el fin de disminuir los costos de transporte. Es importante recordar que el proceso de suministro del ensilaje es un proceso que se hace diariamente y, si los silos quedan lejos del lugar de alimentación, el suministro de éste se hace demasiado dispendioso y costoso, pudiendo en estos casos dicho costo superar a la economía generada por el ensilaje.
Hacer silos distantes con el objetivo de retirar grandes cantidades de ensilaje superiores a las cantidades que se irán a consumir diariamente, también está equivocado, por que se sometería al ensilaje a un deterioro aerobio. Es importante citar que el deterioro del ensilaje es consecuencia de su contacto con el aire y principalmente fuente de perdida de energía pudiendo superar esta pérdida a las pérdidas ocurridas durante el proceso de fermentación.
En sumatoria, el cultivo puede quedar lejos del silo, principalmente si el transporte del forraje recién cogido se realiza con vehículos de gran capacidad; el silo debe quedar lo más cercano posible al lugar de alimentación del ganado optimizando la utilización de mano de obra y el tiempo gastado en ésta. La topografía y geometría del terreno deben de ser adecuadas a la mecanización y manejo cultural (siembra, fumigación y cosecha); el suelo necesita ser de buena fertilidad en el cual sea posible de practicar, preferencialmente, sistema de plantío directo asociado a las prácticas de rotación de cultivo y de control de erosión.
La cosecha del ensilaje, principalmente cuando es hecha con máquinas de baja capacidad que cogen principalmente de una a dos líneas, hace que halla mucho tráfico de tractores por las áreas, causando compactación en el suelo. Esto es agravado en áreas de integración agricultura-pecuaria, donde no se practica un adecuado manejo de las pasturas, irrespetando el periodo mínimo de retirada de los animales para que se tenga un residuo de “necromasa” necesaria para el plantío.
Suelos compactados interfieren negativamente en el establecimiento y desarrollo del cultivo; se tiene por tanto que tomar los cuidados necesarios para que esto no ocurra. Como medidas preventivas a esta problemática, se sugiere la realización de una planeación de utilización de las áreas de cultivo de la propiedad dando énfasis a la rotación de cultivos y hasta al mismo plantío de leguminosas propias a la fertilización verde de las áreas forrajeadas.
Es muy importante la realización de un diagnóstico de uso y capacitación de la tierra y de condiciones edáficas y climáticas de la región para el cultivo de maíz para ensilar, pues tales informaciones permiten definir el nivel de inversión a ser aplicado en la producción de ensilaje.
Análisis y corrección del suelo.
Es fundamental realizar un análisis del suelo del área a ser cultivada con el objetivo de establecer las acciones relacionadas a la corrección y/o fertilizaciones, y permitir el monitoreo de la fertilidad de los lotes.
Se debe dar atención especial a la fertilidad del suelo cuando el maíz es cosechado para ensilaje pues hay menor reciclaje de nutrientes, una vez que casi toda la totalidad de la planta es llevada al silo. De ésta manera los problemas de fertilidad del suelo aparecen más rápido que cuando el maíz es destinado a la producción de grano.
La planeación de la fertilización del suelo para el plantío de maíz debe ser fundado en varios puntos: si se va a producir granos o ensilaje; fertilidad actual del área de cultivo; históricos de los lotes; condiciones climáticas predominantes en el momento del cultivo; características y nivel de tecnología del híbrido escogido; y rendimiento de materia seca esperado.
El análisis de suelo debe ser realizado con anticipación al establecimiento del cultivo, de preferencia tres meses antes, con el objetivo de, si ser necesario, realizar un posible encalamiento y reposición de macro y micronutrientes necesarios para la obtención de grandes cantidades de biomasa. De manera general, la producción y la calidad del ensilaje son maximizados con fertilizaciones equilibradas cada año, considerando la extracción de nutrientes de la cosecha anterior.
Con el resultado del análisis de suelo, se puede evaluar la necesidad de implementar la práctica de encalamiento, la cual puede ser realizada en intervalos de tres a cuatro años con una posible división de la dosis cada dos años.
En el encalamiento se recomienda: Aplicación de una sola dosis cuando la cantidad por hectárea sea inferior a cuatro toneladas; Aplicación también de dosis única si se hace incorporación adicional del suelo; Aplicación del calcáreo tres meses antes del plantío del maíz; no hacer aplicación de calcáreo y fosfatos simultáneamente, previniendo una indisponibilidad de éste último nutriente.
En la escogencia del tipo de calcáreo, se debe considerar la relación entre calcio y magnesio (Ca:Mg) y el porcentaje de magnesio presente en el suelo. Si la relación es mayor de 2:1, se opta por el calcáreo dolomítico; caso contrario, el calcáreo calcítico es el más indicado.
En áreas donde siempre se siembra maíz para ensilaje, se recomienda la rotación de cultivo utilizando leguminosas o abonos verdes por lo menos cada tres años, o rotacionar 25% del área por año. Preferentemente el cultivo a ser rotacionado debe ser una leguminosa (soya, tipos de arvejas, crotália, etc).
Fertilización genérica del cultivo de maíz para ensilaje.
El maíz cuando es cultivado para la producción de ensilaje, requiere cuidados especiales en relación al manejo del suelo, pues el menor reciclaje de nutrientes puede ser responsable por la pérdida progresiva de la fertilidad de éste. Así, si la corrección y la fertilización son basadas solamente en la extracción de nutrientes por los granos, indudablemente se provocará un déficit de nutrientes en el suelo con el pasar del tiempo.
Estudios recientes realizados en el Núcleo de Producción Animal (NUPRAN), de la Universidad estadual del Centro Oeste del Paraná, donde el cultivo de maíz fue fertilizado conforme a las recomendaciones para la producción de granos, muestran que la cosecha para ensilaje ocasionó mayor remoción de nutrientes del suelo, extrayendo cerca de 56% más de nitrógeno (N), 74% más de fósforo (P), 384% más de potasio (K), 228% más de calcio (Ca) y 322% más de magnesio (Mg) de los lotes de cultivo destinados para ensilaje que de los lotes de cultivo destinados para la producción de solamente grano de maíz. La fertilización mineral realizada en el cultivo fue suficiente cuando se cogieron apenas los granos. Pero hubo déficits de nitrógeno y potasio cuando se cogió el maíz para ensilaje.
En el mismo estudio, cuando las excretas producidas por los animales alimentados en confinamiento retornaron al suelo, ellas tuvieron capacidad suficiente para mantener la sustentabilidad de nutrientes contribuyendo con el enriquecimiento de la fertilidad del terreno y reduciendo los costos de fertilizantes minerales en los cultivos sucesivos. De esta manera, el monitoreo del flujo de nutrientes en las áreas de producción de maíz para ensilaje es de vital importancia para mantener el control de la producción y sostenibilidad del sistema.
Este uso de excretas debe también ser utilizado con cautela debido a que un uso indebido puede resultar en desequilibrios de nutrientes en el suelo que a largo plazo puede ser perjudicial.
De manera general, las recomendaciones actuales indican que la fertilización nitrogenada sea de 35 a 50 kg/ha de N en la siembra. La fertilización de cobertura deberá ser iniciada cuando las plantas tengan 4 hojas plenamente expandidas y finalizadas y, a más tardar, en la emisión de la séptima hoja.
La necesitad de nitrógeno del cultivo de maíz puede ser determinada de acuerdo con la productividad esperada, pues es necesario cerca del 1% de N en la composición total de la materia seca de la planta. Así, para la producción de 9 toneladas de granos (18 toneladas de materia seca de forraje), la planta extrae cerca de 200 kg de N del suelo.
Con relación del potasio (K), se debe ofrecer máximo 50 kg/ha, en la forma de cloruro de potasio (KCl), divididos durante la sembrada, preferiblemente con distancia mínima de 8 cm de la semilla, y la aplicación en cobertura o pre-siembra. Dosis altas de K pueden afectar significativamente la arquitectura y la tasa de crecimiento del sistema radicular debido al efecto salino del KCl, fuera de perjudicar la germinación de las semillas, principalmente en suelos con poca humedad.
El maíz exige de 3 a 3.5 ton/ha de azufre (S) por tonelada de granos, el cual presenta menos movimiento que el N y por esta razón los síntomas de deficiencia podrán aparecer en la hojas de las plantas. Suelos con porcentajes inferiores a 12 mg/dm3 (ppm) de S necesitan reposición del elemento que puede ser realizada por la aplicación de los siguientes productos: yeso (15-18% de S); sulfato de amonio (24% de S) o superfosfato simple (12% de S). En la práctica se utiliza una aplicación de 30 a 40 kg/ha de S para la obtención de rendimientos superiores a 8 ton/ha.
La dosis de fósforo (P) dependerá de la productividad esperada, de la disponibilidad de agua del sistema, de la fertilidad actual del suelo y de la cantidad de N aplicada. Suelos con menos d 7 mg/dm3 de P (resina) difícilmente posibilitarán producciones superiores a 8 ton/ha de granos.
Escogencia de los híbridos de maíz:
Muchos híbridos de granos indicados para la producción de ensilaje son lanzados cada año por las empresas de mejoramiento. Dichas indicaciones son basadas normalmente en función del potencial productivo de masa seca por unidad de área y de las características químico-bromatológicas de ensilaje resultante. Estas informaciones por lo general son provenientes de test realizados en silos de laboratorio bajo condiciones que generalmente no reflejan la realidad de los productores de leche y no tienen en cuenta la operatividad del proceso ni la respuesta animal.
Otro hecho a ser considerado es que el porcentaje de de semillas comercializadas para la producción de ensilajes, a pesar de crecer anualmente, todavía es pequeña comparada con la comercializada para la producción de grano. Por eso no hay mucho interés por parte de las empresas en desarrollar nuevos híbridos con características ideales para ensilaje. Tal acontecimiento crea la necesidad de estudiar los híbridos nuevos desarrollados para la producción de granos y evaluar su potencial para la producción de ensilajes de planta entera.
La primera preocupación del productor en la escogencia del híbrido para producir el ensilaje está en la seguridad de adaptación de este material a la región y a la época de plantío a ser realizada. Una planta de maíz en el momento de la cosecha no debe pesar menos de 900 gramos (Tabla 1) y presentar en su composición física valor superior a 30% de granos (base seca).
Otra preocupación del productor se refiere a la calidad nutricional del híbrido a ser escogido (tabla 2). El ensilaje resultante deberá presentar bajos porcentajes de fibra detergente neutro (<50%) y de fibra detergente ácida (<32%), además de altos valores de nutrientes digestibles totales (>67%).
Resueltas estas preocupaciones, las altas producciones de materia seca con calidad resultarán en un mayor desempeño animal y una mayor rentabilidad del sistema de producción.
En la tabla 1 son presentadas algunas características deseables en el cultivo de maíz para ensilaje.
Datos de literatura muestran que la relación entre los porcentajes de materia seca de los diferentes componentes estructurales de la planta, la composición física y la estabilidad productiva están directamente asociadas al proceso de fermentación y de mantenimiento nutricional de la masa ensilada y, consecuentemente, acaban por definir el potencial de consumo y el grado de aprovechamiento del ensilaje.
Una vaca lechera necesita de un híbrido de maíz que le proporcione la mayor respuesta en producción de leche, que los nutrientes del ensilaje atiendan sus necesidades, y entre otros factores representados por una fibra detergente neutra de alta digestibilidad, que se asocie a una alta capacidad de ingestión de materia seca.
Tabla 1. Características agronómicas productivas de los híbridos de maíz para ensilaje.
| Característica agronómica | Franja ideal |
| Número de hojas secas por planta | < 5 |
| Altura de la espiga (m) | 1,2 a 1,7 |
| Altura de la planta (m) | 1,9 a 2,6 |
| Producción de materia verde (kg/ha) | > 55.000 |
| Producción de materia seca (kg/ha) | > 18.000 |
| Producción de granos (kg/ha) | > 7.500 |
| Tasa de sacado de la planta (%/día) | < 0,50 |
| Estabilidad nutricional en la cosecha | |
| (días) – ventana de cosecha | > 10 |
En la tabla 2 están relacionados algunos índices esperados de un híbrido de maíz adecuado a la producción de un ensilaje de alta calidad.
La producción de ensilaje de alta calidad es el resultado de la escogencia de un híbrido ideal, de la atención dada a los detalles en la hora de hacer el ensilaje, de la definición del punto correcto de cosecha, del tamaño de las partículas del material picado, de la forma de cargar el ensilaje al silo y del ofrecimiento a los animales.
De manera general, una escogencia equivocada en el híbrido a ser utilizado para el ensilaje, el productor estará comprometiendo nutricionalmente y económicamente su actividad comercial pues solo conseguirá buenos resultados si aumenta el uso de alimentos concentrados elevando significativamente sus costos de alimentación.
Diferentes grupos de investigación en diferentes estados del país realizan test de extrema importancia cuyos resultados permiten obtener respuestas de desempeño específicas en las condiciones climáticas de cada región, posibilitando obtener informaciones confiables que pueden ayudar a la escogencia del híbrido a cultivar.
Tabla 2. Valor nutricional deseable en los ensilajes de híbridos de maíz.
| Parámetro | Franja ideal |
| Materia seca (%) | 30-37 |
| pH, índice | 3,3 – 3,8 |
| Proteína bruta (% da MS) | 6-9 |
| Nutrientes digestibles totales (% da MS) | >67 |
| Fibra en detergente neutra (% da MS) | <50 |
| Fibra en detergente ácida (% da MS) | <32 |
| Material mineral (% da MS) | <5 |
| Estrato etéreo (% da MS) | 2-4 |
| Consumo estimado de materia seca (% del PV) | >2,3 |
| Digestibilidad In Vitro de la Materia seca (%) | >65 |
| Valor relativo del alimento (índice) | >125 |
Establecimiento del cultivo:
En el establecimiento del cultivo se debe dar gran importancia al espaciamiento entre las líneas del plantío y al nivel de tecnología utilizada para maximizar el desempeño del cultivo.
Para obtener una densidad ideal de plantas en la época del corte, se vuelve necesario aumentar entre 15-20% el número de semillas en el momento del plantío. Esto porque existen varios factores que provocan reducción de la densidad de las plantas: calidad de las semillas, preparación del suelo, consumo por pájaros y roedores, contacto de semillas con fertilizantes, plagas y enfermedades, operaciones de las labores de rutina, sembrado irregular, defectos de la sembradora, etc.
Para un adecuado desempeño del cultivo de maíz, la escogencia del mejor distanciamiento entre líneas en el área del plantío y la definición de la mejor época para realizar la aplicación de cobertura nitrogenada están entre las decisiones más importantes del proceso, estando siempre relacionadas con la escogencia del híbrido y el momento de la siembra.
El incremento en la densidad de plantas es una de las formas más fáciles y eficientes de aumentar la intercepción de la radiación solar por parte de las plantas de maíz. Sin embargo un excesivo aumento de densidad de siembra puede reducir la actividad de fotosíntesis del cultivo y la eficiencia de la producción de granos. Por consiguiente, hay un aumento de esterilidad femenina y reducción del número y rendimiento de los granos por mazorca. El motivo por el cual debe de haber una reducción de los espacios entre las líneas de plantío cuando se siembran híbridos modernos, se debe principalmente a que la arquitectura de éstos hacen que tangan porte más bajo, hojas más erectas y de disposición helicoidal, permitiendo un mejor aprovechamiento de agua y de luz.
En virtud de este pensamiento, las recomendaciones antiguas de siembra tenían como objetivo un cultivo con espaciamiento entre líneas grande, en torno de un metro, y poblaciones menores, en torno de 50 a 60 mil plantas por hectárea. En los días actuales, hay una tendencia de disminución de este espaciamiento con distancias de 45 cm y poblaciones más elevadas desde que se de las condiciones para que estos híbridos expresen todo su potencial productivo.
Otro punto importante de ser mencionado, es el del operacional durante el proceso de la cosecha. Muchas propiedades utilizan máquinas de tracción de bajo rendimiento que cogen una línea a la vez. En estos casos, el plantío con menos de 60 cm de espaciamiento entre líneas hace que el proceso de cosecha sea menos eficiente con el uso de estos implementos. Por otro lado, existen en el mercado ensiladoras de tracción las cuales tienen capacidad de cosechar dos líneas de cultivo al mismo tiempo o que posibilitan una reducción del espaciamiento entre líneas sin comprometimiento del rendimiento de la cosecha ni ocurrencia del quebrantamiento de plantas. Sin embrago, vale la pena recordar que estas máquinas requieren una potencia mayor del tractor que está efectuando el corte.
Cuando la cosecha es hecha con máquinas automotrices, el espaciamiento entre líneas se vuelve una preocupación secundaria, pues estos implementos tienen la capacidad de cosechar el forraje sin la obligación de seguir el sentido de las líneas del cultivo con poca ocurrencia de quebrantamiento de plantas además de que no es necesario la planeación para la realización de calles de cosecha antes del plantío.
En el proceso del establecimiento y manejo del cultivo, otras claves son importantes para el técnico y/o productor:
- Organizar calles de cosecha en el momento del sembrado para mayor eficiencia de la colecta.
- Establecer la menor distancia posible entre el silo y el cultivo.
- Utilizar el menor número de máquinas posibles durante el proceso de ensilaje, siendo lo más recomendable, en la mayoría de los casos, un máximo de cuatro máquinas, distribuidas en las tareas de cosecha, transporte y compactación.
- Realizar escalonamiento del plantío y/o combinación de híbridos de diferentes ciclos, principalmente cuanto mayor sea la área a ser cultivada.
- Siempre promover la rotación de cultivos.
El tratamiento de semillas con insecticidas/fungicidas también es un punto a ser evaluado pues proporciona algunas ventajas, entre ellas, la uniformidad en el rebrote de las plantas.
Independiente si el híbrido a ser utilizado sea convencional o transgénico, es recomendable el tratamiento de las semillas es recomendado no siendo éste considerado como el único tratamiento en el control de plagas.
Así, es recomendable que por lo menos una visita semanal sea efectuada en el cultivo durante su desarrollo con el objetivo de identificar una eventual necesidad de aplicar tratamientos para el control de insectos, plagas, hongos de forma rápida, sin ocasionar pérdidas en la productividad de la cosecha.
Vale la pena resaltar también que el uso de fungicidas en aplicación foliar no es una práctica muy común pero que puede contribuir a una mejora en los niveles de producción del cultivo. Enfermedades por hongos pueden provocar el secamiento de las hojas y, en algunos casos, hasta la muerte de las plantas enteras además de la posibilidad de poder presentarse micotoxinas antes del proceso del ensilaje lo que significaría un riesgo en la seguridad alimentar del rebaño.
Tomado de la revista LEITE INTEGRAL. Número 64 – año 8 – Junio de 2014.